Es posible que hayas escuchado que el cabello crece acostumbrado a un determinado shampoo y, por lo tanto, inmune a sus propiedades benéficas. Esta idea es muy parecida a decir que tu cuerpo se acostumbra al brócoli o al agua y, por lo tanto, ya no puede beneficiarse de ninguno de los dos; es absurdo. Si ya no ves los resultados que deseas con tu shampoo, es probable que se deba a que las necesidades de tu cuero cabelludo han cambiado.
Los cambios pueden ocurrir por varias razones. Por ejemplo, es posible que hayas dejado de teñirte el cabello o puede que hayas empezado a teñirlo con más frecuencia. Es posible que hayas dejado que tu cabello se rizara en lugar de alisarlo todos los días, o puede que lo hayas cortado 30 centímetros. Cada uno de estos cambios puede afectar las necesidades de tu cabello y tu cuero cabelludo.
Las estaciones del año también influyen en las necesidades de tu cuero cabelludo. Durante los meses de verano, cuando hay mucha humedad en el aire, muchas personas encuentran que un shampoo ligero funciona mejor para prevenir la acumulación de aceite. Sin embargo, durante el invierno, cuando el calor en el interior de la casa es la norma y el clima es seco, lo contrario resulta ser cierto: los shampoos más espesos y densos hacen el trabajo.
Finalmente, tu edad juega un papel importante en la salud de tu cabello. Los cambios bioquímicos y hormonales pueden hacer que el cabello se vuelva gris, se vuelva quebradizo, se adelgace o incluso se caiga. Cuando compres un shampoo nuevo, es importante que tengas en cuenta cada uno de estos factores, desde tus hábitos de cuidado del cabello hasta el tipo de cabello, y desde la estación del año hasta la estación de su vida.
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